jueves, 10 de junio de 2010

ESPIRITU SINCERO Y KENJUTSU

Al entrenar artes marciales japonesas, en general, y en especial en el trabajo de Kenjutsu por parejas (y también individual, aunque este aspecto merece un comentario aparte) se suele solicitar a los practicantes que en su papel de Uke realicen las técnicas de ataque "con sinceridad". A esto, en japonés, se le llama "Makoto". Esta sinceridad se refiere a cómo ejecutamos las técnicas; y es que para que una técnica sea eficaz, requiere que sea realizada con toda nuestra implicación, con el espíritu "Ki ken tai no ichi", con unidad de espíritu, cuerpo y espada, con coordinación absoluta. "Makoto" se refiere a esa unidad y coordinación de alguna forma, pero va más allá. Cuando hablamos de "sinceridad" nos estamos refiriendo a una actitud de respeto hacia el contrario y hacia nosotros mismos. El ataque sincero obliga a nuestro compañero a realizar asimismo una defensa adecuada, en tiempo y en forma, es decir, también "sincera", y así le ayuda a progresar. El avance no es sólo para quien desarrolla el papel de Tori. Uke, en su ataque auténtico, sin dudas, sin deformar la técnica, sin dejar un hueco, también progresa y lo hace tanto en su técnica como en su espíritu, porque ambos están íntimamente ligados. De nuevo debemos recordar el principio "Ki ken tai no ichi". Un espíritu decidido y sincero no solo tiene aplicación en la vía marcial, sino en la vida cotidiana, en nuestras relaciones con compañeros de trabajo, amigos, pareja...
Pero no debemos confundir esta "sinceridad" con "precipitación" o "aceleramiento". Los ataques sinceros deben partir de una técnica correcta previamente aprendida, pero controlando la emocionalidad, el ímpetu, que puede llevar tanto a romper la forma correcta como a romper el Ma-ai o el ritmo. Nuestro "centro" no debe ser alterado, porque de otra forma nos convertiríamos en "presa facil" para el contrario, y además no ayudaríamos al progreso común que debe buscarse en toda relación Tori-Uke en el Dojo.
Pero además, este concepto que manejo de "sinceridad en el ataque" (y en la respuesta) tiene otro aspecto muy importante sobre el que reflexionar: implica perder el "miedo a perder", facil de decir, muy dificil de poner en práctica. La entrega absoluta y el desapego, características inconfundibles de los samurais, aparece en juego. No son conceptos de nuestra cultura occidental, porque casi siempre que hacemos algo, por el miedo a perder, nos quedamos con ciertas "reservas". El no pensar en el "después", el centrarnos en el "aquí y ahora" y una vez tomada la decisión ejecutarla con todas sus consecuencias, sin preocuparnos por la ganancia o pérdida resultante, forma parte de este concepto de "Makoto". En el papel de Uke, ataco por tanto para "perder", porque ese es el papel que temporalmente me han asignado. No hay defensa posible en mi acción: solo ataque, por lo que debo aceptar de antemano lo inevitable: mi "derrota". Esta aceptación de lo inevitable es la que elimina mis reservas y me permite atacar sin vuelta atrás, sin duda, sin miedo. Y luego los papeles de Uke, pasan a ser de Tori... con lo que el círculo se cierra, y el aprendizaje (no solo de la técnica) es mútuo.
Reflexionad sobre esto.