El budo japonés está lleno de cierto número de reglas de educación, de cortesía, y ceremonias, que de hecho no son solo para los japoneses.
Estas reglas no son específicas del Iaido o de cualquier otro arte marcial sino que forman parte de la vida, costumbres y comportamiento de los japoneses. Así, el estudio del Iaido no debe disociarse de estas reglas de etiqueta pues perderíamos un considerable aporte cultural y espiritual.
El hecho de saludar al Dojo, al Sensei fundador del estilo, al maestro y a los compañeros, todo ello adoptando una posición en la que el cuerpo se estructure bien alrededor de su centro, permite una toma de conciencia de la existencia del “otro” respetando su espíritu y su cuerpo, puesto que se debe realizar un esfuerzo físico, casi de recogimiento, para saludarle desde una postura correcta, respetuosa y humilde.
Saludar es prepararse física y espiritualmente para el estudio del Iaido. Por otra parte, la toma de conciencia del “otro”, el respeto a su individualidad, la armonía entre los hombres y las cosas, que son las bases de la filosofía de extremo oriente, del Taoísmo, del Sintoísmo y del Zen, comienzan por la humildad que se debe poner en el saludo.
El Dojo es el entorno al que se viene para buscar la Vía: es el lugar donde se intenta progresar en la capacidad humana. Es un lugar privilegiado al que se va a purificar cuerpo y espíritu. Esta idea de purificación está presente contínuamente en la vida de los japoneses.
Saludar al retrato de los grandes maestros, es demostrar gratitud hacia lo que han creado, que nos transmiten por mediación de sus discipulos, el arte que amamos y que nos permite superarnos como personas. También es demostrar nuestra humildad, considerando que cualquiera que sea nuestra fuerza, nuestra inteligencia o nuestra posición social, siempre hay algo o alguien a quien respetar y a quien agradecer, pues aunque seamos infinitamente grandes, también somos infinitamente pequeños. Por supuesto, debemos mostrar respeto por todas las cosas, pero en concreto, en el estudio del Iaido, debemos principalmente respetar las armas que utilizamos: bokken, iaito, shinken, o nuestra ropa (keikogi), etc.: usarlas con respeto, nunca tirarlas o dejarlas de cualquier forma en un rincón, empujarlas con los pies...No se trata solo de reflexionar sobre nuestro gestos o actitud hacia ellos, sino hacia los artesanos, sastres, etc., que los han confeccionado, hacia su trabajo, y también hacia el KI que ellos han puesto al fabricarlos. El sable debe ser para el practicante de un arte marcial, el reflejo de su espíritu. Cuando cortamos con él, la trayectoria que describe debe ser limpia, directa: esta trayectoria es el símbolo de la línea de la vida que cualquier practicante de Budo debe marcarse.
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