domingo, 23 de enero de 2011

ZEN Y ARTES MARCIALES

La progresión en la Via ó Camino es dificultosa y se encuentra plagada de obstáculos que ponen a prueba la paciencia y la voluntad del practicante. Muchas veces, ni siquiera el propio interesado ni los que le rodean son conscientes de su evolución; acaso su maestro se da cuenta y puede percibir los auténticos progresos, tanto los más evidentes, de caracter técnico, como los más sutiles, de índole interna. El principal caballo de batalla es el tiempo, y por ello se insiste mucho a los alumnos en que practiquen sin desfallecer y con paciencia. Los resultados se acumulan y a veces "explotan" con los años. La progresión puede no ser lineal, o al menos no ser percibida de dicha forma, sino con "saltos" o "escalones" entre los cuales aparecen mesetas en las que no se perciben progresos... pero están ahí.
Además, la meta es dificil de definir porque saber a dónde se debe llegar sería igual que saber lo que se busca, y por tanto llegar antes de iniciar el Camino. Hay que deshechar, por falsa, cualquier idea preconcebida de la Vía. Igualmente, hay que soslayar el tiempo.
El Zen, íntimamente ligado a la práctica marcial, es extraño a nuestras mentes occidentales. Nuestras mentes están ligadas a lógicas de tipo cartesiano, donde se siguen razonamientos que llevan a conclusiones, donde las preguntas que hacemos tienen respuestas en otras personas por conocimientos previos o por métodos de deducción o inducción en investigación.
En el Zen, la solución no está en el exterior sino dentro de cada uno de nosotros, en la propia mente, o más allá, en la no-mente, en la experiencia interior que encuentra cada practicante.
En cualquier Budo existen tres factores que determinan la eficacia: el TAI o cuerpo, es decir, las posibilidades físicas del individuo, lo que determina su fuerza, flexibilidad, reflejos, etc. Este factor depende de una persona a otra aunque puede mejorarse a través de la cultura física. Pero debemos ser conscientes de que centrarse en TAI no conduce a nada, tan solo sirve en una parte de nuestras vidas, pero con el paso de los años se va perdiendo.
El segundo elemento de eficacia es el GI, la técnica, que es distinta de un arte marcial a otro, pero siempre busca un objetivo concreto: la victoria sobre el oponente mediante la interiorización de determinados movimientos, la elección de una acción inteligente para salir bien parados de una situación peligrosa. La técnica posee una ventaja indudable sobre el TAI, y es que puede "equilibrar situaciones" entre personas con distinta forma física (pensemos en una clásica técnica de Judo en la que una persona de inferior envergadura puede proyectar y vencer a otra de superior fuerza y masa corporal). Es, en fin, uno de los aspectos más trabajados generalmente en los Dojos de artes marciales, y lo que más diferencia a los distintos estilos.
Pero la técnica sola no es suficiente, al igual que tampoco lo es un cuerpo bien construido. Si ambos están equilibrados ¿quien puede resultar vencedor? Ahí entra en juego el tercer factor.
SHIN, o "espíritu" es lo que va a decidir la victoria. Trabajar SHIN es practicar ZEN y todo lo que lo rodea. Practicar ZEN es, como se dice en la película sobre la vida de Dogen, sentarse en zazen, respirar, y concentrarse en el interior (al menos, al principio). Puede parecer facil, pero no lo es.
Las distintas artes marciales, entre ellas el IAIDO, buscan a través de los tres factores citados alcanzar "el conocimiento". Si nos fijamos en el orden de los factores, he hablado primero del TAI, luego del GI, y finalmente del SHIN. No es casualidad. Los mayores rascacielos deben contar con unos sólidos cimientos y fuerte estructura antes de alcanzar su máxima altura. En su construcción deben emplearse "técnicas" que les permitan resistir vientos y terremotos... Todo ello permite que desde la última planta la vista sea inmejorable.
En Japón, las artes en general, y las artes marciales en particular, están impregnadas de este sentimiento ZEN, ya que forma parte de la vida de cada día.
El espíritu ZEN en el IAI parece que tenga por tanto una razón de ser pragmática, es decir, vencer al adversario. El cierto parcialmente. Dije antes que el SHIN es un elemento de eficacia, pero también es cierto que el que practica ZEN con la intención expresa de vencer, pierde toda la posibilidad de realizar progresos auténticos. Se debe practicar el ZEN por sí mismo, nada más, como si de ello dependiera nuestra vida, pero sin buscar nada.
La razón por la que se puede aprender ZEN practicando IAIDO es porque en ZEN no existe diferencia entre las distintas actividades de la vida, entre comer, desplazarse, sentarse o combatir con espada: nos obliga a prestar una intensa atención a todas las circunstancias. Como decía el Maestro Suzuki, "el Zen es nuestro estado ordinario del espíritu, es decir, que no hay nada en el ZEN que sea sobrenatural, inusitado o altamente especulativo que puede desbordar nuestra vida cotidiana". Esta actitud mental aplicada a nuestra arte marcial, da una técnica de acción enfocada intensamente hacia la búsqueda de la perfección.
Empezemos, pues, nuestro Camino adoptando Seiza, colocando la espalda y cabeza derechas, abriendo el pecho, relajando los hombros, retrasando ligeramente el mentón, juntando las manos y respirando lo más lento y profundo posible...

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