lunes, 22 de noviembre de 2010

El respeto al instructor

Existe una diferencia fundamental entre la práctica de las artes marciales en Japón, y en occidente (léase, España) de la que me he percatado durante mis más de 30 años de práctica de estas disciplinas, recorriendo diversos Dojos, generalmente como alumno, y recientemente como instructor. No se trata de que "allí" la ejecución técnica sea mejor, o de que existan "secretos" que no se transmitan por los maestros y sí en cambio en occidente. El problema es más profundo y atañe a las diferencias culturales nipona y occidental. Aunque Japón ha evolucionado a un ritmo sin igual, la forma de comportarse (sobre todo, en las generaciones anteriores a los años 70) aún conserva aspectos tradicionales como es el RESPETO a los mayores, y en el campo que nos ocupa, a los instructores, maestros o Sensei.
No se trata confundir respeto con "veneración", pero sí de un "saber estar" en el lugar que a cada uno corresponde.
En occidente tenemos demasiada propensión a considerar al instructor como a un "igual", o un "colega", porque generalmente no se sabe distinguir el rol de alumno del rol de amigo. Puede suceder (de hecho, sucede) que después de un entrenamiento el instructor marcial tome un rato de esparcimiento con sus alumnos, y si ellos no comprenden lo que es "dentro" y lo que es "fuera" del Dojo, no es de extrañar que se mezclen conductas de ambos roles, o que se desplace, sin dudarlo y creyéndose con toda la razón del mundo, el de alumno por el de "amigo de toda la vida".

Creo que esto es un error. El instructor nos guía en nuestra práctica marcial, y dentro del Dojo nuestra actitud hacia él debe ser de atención y respeto a sus explicaciones. Los cuestionamientos sobre la efectividad de las técnicas, la ejecución de técnicas de forma distinta a la explicada en clase "porque lo ví en otro sitio" o "porque me lo contaron de otra forma" no hacen sino despreciar las enseñanzas que se están esforzando en transmitirnos. Y en definitiva, despreciar a quien las transmite. Lo mismo sucede con el cuestionamiento de sus decisiones.

El cuestionamiento del maestro o instructor no es bueno ni para el que lo hace (muestra desconfianza hacia su maestro), ni para el instructor (se podría sentir ninguneado), ni para los nuevos alumnos (que pueden sentirse tentados a simular dicho comportamiento). Los instructores no son seres extraordinarios, semi-divinos, e infalibles. Todos tienen sus debilidades, sus días buenos y no tan buenos tanto en la pedagogía teórica como en la enseñanza práctica, sus problemas familiares que se intentan dejar fuera del tatami, con mayor o menor éxito, pero no por ello debemos perder de vista que en el Dojo existe una jerarquía, y a ella nos debemos nos guste más o menos. La aceptación de esa jerarquía forma parte del aprendizaje. La modestia y la cortesía deben imperar en las relaciones alumno-maestro; el orgullo, la envidia y la mala educación no son bien venidos en la práctica de cualquier arte marcial, ni en el espíritu que debe regir dichas relaciones. Quien no entienda esto, dificilmente progresará en cualquier disciplina, ya no sólo marcial, sino de cualquier campo del saber en que se adentre.

Y en este aspecto, SÍ hay una diferencia abismal entre cómo se entienden las artes marciales en Japón, y en algunos países de occidente.

Creo que conviene reflexionar sobre estas cuestiones, por la incidencia que tiene en nuestra formación como budokas, por la preocupante extensión que se está dando en nuestra sociedad (y que se comenta entre instructores marciales), y sobre todo, por la relevancia que debe tener para nosotros, como personas que aspiramos a merecer tal calificativo, e incluyo a TODOS los practicantes de un arte marcial que algún día podrían llegar a ser maestros...

KATAS DE LA ZEN NIHON IAIDO RENMEI

Aunque no está tan extendida a nivel mundial como la Zen Nihon Kendo Renmei, esta Federación Japonesa de Iaido también tiene una fuerte implantación, y sus katas, tomados de diversas escuelas, encierran otras formas de trabajo aunque en algunos puntos están muy ligadas a las técnicas que ya hemos visto en Sete Iai.
Los Setei Kata de la ZNIR fueron seleccionados por un comité de esa Federación, en octubre de 1957 y representan formas de varios sistemas, con sus trabajos o técnicas más representativas. Son cinco los katas de esta Federación, de los que los dos primeros comienzan en Seiza-no-bu y los otros tres, en Tachi-no-bu. Normalmente se les designa con el nombre y el sistema o Ryu del que provienen.
Los katas son:
1º.- Mae giri (corte frontal), de Eishin Ryu.
2º.- Mae Atogiri (Corte al frente y detrás), de Mugai Ryu.
3º.- Kiri Age (corte hacia arriba), de Shindo Munen Ryu.
4º.- Shihogiri (corte en cuatro direcciones), de Mizu Kamome Ryu.
5º.- Kisaki Gaeshi (Dar la vuelta a la punta de la espada), de Hoki Ryu.

Característica distintiva de estos katas es la utilización de Kiai en su ejecución, así como los Chiburi clásicos de Eishin Ryu, y la ejecución de Noto, que también es similar a la de dicha escuela.

Os dejo con un video de estos cinco katas, para que comparéis con los Sete Iai de la ZNKR, ¡disfrutadlos!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

ALGO MÁS DE HISTORIA...

El nombre de Bu-jutsu se aplica al conjunto de artes marciales practicadas por los bushi o guerreros, y por extensión por los samurais, tanto con armas como con manos vacías.
Para aquellos, el aprendizaje de artes como el Ken-jutsu era vital puesto que, al menos hasta el período de relativa paz Tokugawa, las confrontaciones entre señores y clanes (Uji) solían ser frecuentes.
Así, generaciones sucesivas de guerreros y maestros de artes de combate, dedicaron parte de su vida a desarrollar técnicas o a perfeccionar las existentes, en el combate con sable. Cada escuela pertenecía a un clan, y era dirigida por un maestro cuyas técnicas se guardaban celosamente del conocimiento de otros posibles rivales, siendo transmitidas solo a los miembros y guerreros de dicho clan.
La evolución del arte del Kenjutsu fue parejo al de la espada. Si bien desde que se tiene conocimiento, hasta aproximadamente el siglo VIII, la espada japonesa era recta y con uno o dos filos, siguiendo el modelo chino, a partir del siglo XIX fue evolucionando a la forma curva conocida actualmente, perfeccionando su elaboración y dotándola de una dureza y afilado excepcionales. Con el cambio de estructura del sable también se introdujo un cambio en su porte. Los primeros Tachi se portaban colgando de uno o dos sageos con el filo hacia abajo, y posteriormente, a partir del siglo XIV se fue generalizando el porte con el filo hacia arriba y la vaina a través del Obi o cinturón, preconizando la aparición de técnicas especiales de desenvaine rápido o Iai-jutsu.
Volviendo al arte del combate con sable, éste recibió distintos nombres, y así se le conoció (además de Ken-jutsu), como Gekiken, Hyoho, Bugei, y To-jutsu entre otros.
Durante la era Tokugawa se extendió la codificación sistemática de las técnicas previamente aprendidas y depuradas en los campos de batalla, en los siglos anteriores. Las primeras técnicas de Ken ya habían sido clasificadas a mediados del siglo XIV, estableciendo un código ético que todo guerrero debía respetar obligatoriamente, para no atentar contra su honor, ni contra el de su señor.
El entrenamiento en Ken-jutsu exigía igualmente respetar el aprendizaje de formas para alcanzar la calma interior, y posteriormente a partir de finales de la era Tokugawa, el desarrollo de otras artes como la caligrafía, la poesía, el dibujo o el arte del té. La geometría y el acabado de los sables mejoró, convirtiéndose algunos en auténticas obras de arte en sus Tsubas y Koshirae.
Durante la época medieval existieron en Japón unas 300 escuelas, distribuidas geográficamente cada una con sus características especiales, si bien dos de las que perduraron finalmente, al terminar el período de guerras, fueron las de Yagyu, Shinkage, e Itto.
Fue precisamente el fundador de la Shinkage Ryu, Musashi Kami Nobutsuna, el que introdujo un tipo especial de bokken, el Fukuro-shinai, para reducir el riesgo de lesiones que se producían al entrenar con Bokken. Ese Fukuro-shinai era precisamente el ancestro de los que actualmente se utilizan en otra escuela o Ryu que data de mediados del siglo XV: Kashima Shin Ryu.